jueves, 26 de abril de 2012

Voluntarios al mejor postor

Nunca me ha llamado mucho la atención ser voluntaria de “Un techo para Chile”. 
A decir verdad, el asunto me causa un poco de suspicacia porque siempre vi a muchos compañeros de universidad que no movían un dedo por ser solidarios o ser generosos durante el año, pero si "ocupaban" los “trabajos” de invierno o verano como una forma de ir a conocer gente, importándoles bien poco el fin real del asunto. Pero el problema no era de un “Un techo para Chile” sino a la gente que reclutaba, aunque también es propio reconocer que el objetivo de construir mediaguas a familias en necesidad de ellas se conseguía, lo que era un logro positivo para nuestra sociedad. 

Hoy caminando por la universidad me encontré con el cartel de "Un Techo" reclutando voluntarios para los trabajos de invierno 2012, con la llamativa posibilidad de auxiliar no sólo a nuestros compatriotas más necesitados, sino a comunidades indígenas en Bolivia y Paraguay. 
Me inscribí con el real ánimo de participar en estas e, incluso, apresuradamente, envíe un correo a los coordinadores de “Universitarios en Región Metropolitana” para averiguar más detalles para conseguir un cupo en la misión de ayudar en Bolivia.
Enorme fue mi decepción al descubrir que, tanto dentro como fuera del país, la forma de obtener “un cupo” como voluntario es consiguiendo un mínimo de socios que asciendan a la suma de $25.000 (para los de Región Metropolitana". Es decir, voluntarios al mejor postor.

No importan las ganas, el ánimo, la disposición o la entrega para ceder tiempo y esfuerzo personal en esta causa.
No.
El asunto ahora pasa por plata. Por conseguir que un par de personas firmen un mandato bancario donde acepten que mes a mes le descontarán un porcentaje de dinero de sus cuentas para aportar a esta noble causa.
Entiendo el fin que busca “Un techo para Chile”, ya que financiar esta institución no debe ser menor, pero ¿realmente el voluntario en construir mediaguas debe ser el encargado también de conseguir estos recursos?

Lo miro desde la perspectiva de la persona que vive en una condición socioeconómica donde el dinero no abunde y sus cercanos tampoco lo tengan.
La persona que, con toda la intención de cooperar y entregar sus “vacaciones” estudiantiles, no tiene a quien hacer firmar un mandato para conseguir el mínimo requerido. Entonces para ese alguien no hay cupo. O no lo puede “asegurar” como aquel que le pide al papá/tío/vecino/conocido que si tiene los medios económicos para pagar mes a mes la posibilidad de ser socio de “Un techo para Chile”.
Es decir, y generalmente, dependerá en el circulo socioeconómico en el que te desenvuelvas la posibilidad de obtener tu cupo o no.
¿De verdad han decidido convertir a esta institución al “modelo chileno”, donde el que tiene dinero o contactos si puede, y el que no tiene, pierde la posibilidad?
¿No hemos visto bastante a la sociedad (y en especial a los jóvenes de nuestro país) protestar durante largos meses por la igualdad en el acceso a las oportunidades como para ensuciar esta causa también con ello?

Creo que la inscripción a ser voluntario de algo no debe pasar porque pueda o no conseguirle socios a una institución que todos los años tiene más publicidad que muchas otras fundaciones y puede capturar socios a través de los medios comunicacionales.
Mi inscripción, y la de cualquiera, deben pasar por el afán de querer ayudar y entregar sacrificio en ello y no cuanta plata le voy a asegurar a fin de mes a dicha entidad.
Considero que “Un techo para Chile” ha confundido los roles del voluntario y merece una abierta crítica por ello. El voluntariado no puede asegurar cupos al “mejor postor”, sino al “mejor voluntario”.

Una lástima que incluso el espíritu de ayudar se confunda con la desigualdad de oportunidades.