martes, 5 de abril de 2011

La decisión más difícil...

Creo que la decisión más dificil, aunque parezca pequeña e intrascendental a ojos de otros, fue elegir donde descansarían los los restos de mi padre cuando supe que iba a morir.
No solo por el hecho que tomar ese tipo de decisiones es muy complicada, sino por que también es el lugar que honrarían su vida luego de la muerte. Lugar donde compartiríamos el resto de nuestras visitas y, sin duda, lugar que albergaría secretos, llantos y alegrías que solo yo le contaría.
Antes de la decisión me sentí insegura, con una responsabilidad muy grande que sentía que no debía estar llevando sola en mis hombros. Ademas de eso, tuve mucha pena de tener que decidir en vida algo para aliviaran la pena en el futuro, en el momento de la muerte misma.
Una vez tomada la decisión de hacerme cargo, el proceso de buscar una tumba, visitar cementerios y casi que cotizar el lugar fue horroroso. Lento, triste y amargo. Solo tuve muy pocos momentos de felicidad, al pensar que las llaves de la vida y la muerte de mi padre estaban en mis manos, y saber que ese sería el lugar donde descansaría una vida era importante y me hacia sentir bien conmigo mismo. Importante, quizas.

Una vez hecha la decisión me sentí aliviada, conforme y profundamente satisfecha con lo que había concluido. En vez de comprar una tumba permanente, compraría los derechos durante 10 años para, cuando tuviera más y mejores medios económicos, cambiarlo a algún lugar donde supiera que él hubiese estado conforme. Quizás cremarlo y llevarlo a su Valparaiso querido, o hacerle un mausoleo enorme que ejemplificara al héroe de mi vida que partía.
La pena, sin embargo, por tener que tomar una decisión así en vida, es de los días más tristes de mi vida, pero va más allá de lo que la decisión en si mismo conlleva, sino que esta marcada por las circunstancias que iban en relación a la partida de mi papá.

Actualmente el escenario cambio, puesto que mis hermanastro robaron el cuerpo y se lo llevaron a otro cementerio sin nuestra consulta, asi que toda estas decisiones, dolores y alivios poco tienen de importante por que ellos arrasaron con todo. Pero eso no va en respecto al tema.

Espero haberte ayudado amiga... un abrazo!

lunes, 4 de abril de 2011

Las canciones del pasado

Por las misteriosas cavernas del destino, fui a parar a un concierto multitudinario donde tuve la oportunidad de encontrarme con mucha música que, en otras circunstancias, quizás nunca mis oídos hubiesen escuchado pasar.
Entre banda y banda, llegue a una de la cual me acordaba de un par de canciones que en algún momento escuché hasta el cansancio.
Con poca atención a la música y más en el espectáculo de un grupo que casi me parecía desconocido, de pronto, sonó de nuevo aquella marcha fúnebre que te provocan las canciones que evocan del pasado triste que guarda mi historia...

Una simple canción de ellos me dejó paralizada. Me impresioné de quedarme en mi lugar quieta mientras una muchedumbre enardecida gritaba y saltaba con cada movimiento que les exigía la banda.
Y yo estaba ahí... tratando de recordar cuantas veces y con cuanto dolor escuche esa canción. Recordé los momentos en que tan tristemente la oía, y los suspiros silenciosos que provocaba mi humanidad al encontrarme cantándola sola...
Pero, y aquí viene lo más extraño, ayer no había tristeza en mi sorpresa. Sino una sonrisa extraña, casi incoherente.

Había olvidado esa canción....

Olvidé su letra, su ritmo... incluso apenas recordaba cual era el contenido de esos ritmos que alguna vez provocaron lamento.
Y con ello mi sonrisa, cada vez más amplia, se propago a mi cuerpo que, uniéndose a los fanáticos de siempre, saltaba feliz gritando y bailando.

Y aunque yo no saltaba ni gritaba por la misma razón que tenían los que me rodeaban, mi dicha era aún más grande, y sentía que todos celebraban conmigo aquel acontecimiento.

Había olvidado esa canción con dolor.

He dejado atrás aquellos días tristes.